Tal y como sucede con el impulso instintivo en los animales salvajes, nuestras emociones perturbadoras se desatarán toda vez que nos hieran cuando no logramos hacer algo juicioso con ellas.
Tenemos dos caminos:
- dejarnos llevar por cualquier reacción hasta vivir en un infierno.
- podemos cultivar la compasión para dar un salto a comprender en profundidad cómo es la vida humana.
El segundo camino nos ayuda a ver que quien hace sufrir a otros disfruta al ejercer su crueldad.
Pero: ¿qué calidad de alegría puede haber en ello?
¿No está sufriendo acaso al no poder sentir amor, la belleza más grande de la vida?
Sentir compasión no implica que tengamos que someternos a nadie ni a tolerar sus acciones. Lo que conseguiremos de esta forma será aliviar la ansiedad, bajar las pasiones de la ira, nos hará más fuertes, más resistentes y más sabios.
Fanny Libertum
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