martes, 25 de diciembre de 2018

Historia de una canción...


«My Sweet Lord», una hermosa canción llena de magníficas guitarras acústicas y coros, donde el Harrison dejó en claro su profunda fe en el hinduismo y el cristianismo al mismo tiempo... fue la que le hizo ingresar al músico al club de los plagios, cuando en 1976 la empresa Bright Tunes Music decide formalizar una demanda contra el músico, acusándolo de haber plagiado la canción «He's So Fine» de The Chiffons.

Luego de algunos meses de no poder demostrar que su composición no era un plagio, Harrison debió admitir que conocía «He's So Fine» antes de escribir «My Sweet Lord» y que inconscientemente pudo tener algún tipo de influencia en su canción.

El jurado cerró la causa mediante la figura de «plagio inconsciente» y George tuvo que pagar una jugosa multa.

Según cuenta la historia, al finalizar el juicio, el juez le dijo a Harrison que de todas formas le gustaban ambas canciones, a lo que con mucha ironía y astucia el músico respondió:

«¿A qué te refieres con ambas? Tú me acabas de decir que son una sola y la misma»







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