Luego de algunos meses de no poder demostrar que su composición no era un plagio, Harrison debió admitir que conocía «He's So Fine» antes de escribir «My Sweet Lord» y que inconscientemente pudo tener algún tipo de influencia en su canción.
El jurado cerró la causa mediante la figura de «plagio inconsciente» y George tuvo que pagar una jugosa multa.
Según cuenta la historia, al finalizar el juicio, el juez le dijo a Harrison que de todas formas le gustaban ambas canciones, a lo que con mucha ironía y astucia el músico respondió:
«¿A qué te refieres con ambas? Tú me acabas de decir que son una sola y la misma»
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