Todo lo que vemos en el exterior que no nos gusta,
es un reflejo de algo que no tenemos "resuelto" en nuestro interior.
Y hacer caso omiso de ello, es similiar a esconder la cabeza en la arena con el objetivo de no ver y por ende no sentir, haciendo valedero el dicho:
Ojos que no ven, Corazón que no siente.

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