Existe la pobreza que todos conocemos, pues acompaña al mundo desde sus inicios y no importa el grado de tecnologías al que se pueda llegar, hará estragos en las sociedades y no darán abasto las estrategias para combatirlas, pues siempre germinará en una u otra forma, la miseria humana.
La segunda, es una que no se mide por ausencia de bienes o capacidad adquisitiva, es una pobreza mental derivada de una espiritualidad delgada o de corto alcance.
Pero esta pobreza espiritual tiene la capacidad de acabar en riqueza en tanto trabajes en ella, en una labor personal e íntima, que te lleve al conocimiento y a una visión panorámica del sentido de la existencia humana.
Parafraseando un pensamiento de Margoth Chaves, sin su permiso.
Para leer el original, pinche aquí:
No hay comentarios:
Publicar un comentario