martes, 31 de marzo de 2020

VALORES


Hace mucho tiempo, cuando los pueblos todavía eran nómadas y la vida transcurría al abrigo de sencillas tiendas de lona, cruzó el desierto una familia de beduinos.

El Padre, famoso en la región por su bondad y sabiduría, reunió a todos sus hijos e hijas, cargó sus pertenencias sobre los camellos y salió a buscar nuevos pastos. Pero, en la travesía, el camello que llevaba el tesoro familiar, tropezó y cayó, desperdigándose las joyas sobre la fina arena.

El hombre, viendo lo sucedido, llamó a su familia y les dijo:

- Mirad, estos son todos los tesoros que he guardado para vosotros. Que cada cual coja el que más le guste y que se lo quede.

Obedeciéndole, cada quien fue cogiendo lo que quiso. Algunos tomaron anillos de oro, otros túnicas de seda, otros gargantillas, pulseras y muchas cosas más.

Solamente el hijo más pequeño permaneció inmóvil al lado de su padre. Cuando el hombre se percató, miró a su hijo y le dijo:

- ¿Por qué no coges tú también lo que más te guste?
- Padre, dijo el pequeño, ¿de veras puedo coger lo que más quiera?
- Claro, hijo mío, toma el tesoro que más desees.

Entonces, el pequeño, poniéndose frente a él, lo abrazó fuertemente y le dijo:

- ¡Tú eres mi único tesoro!

Manuel Fernández Muñóz
"99 Cuentos y enseñanzas sufíes"

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