Él se pone nervioso porque cree que está oyendo voces…
Él se preocupa porque no deja de oír voces…
Él va al psicólogo y después al psiquiatra para que lo ayuden con este “problema” de que oye voces…
Él acude a la Iglesia para que le digan de donde son esas voces que no deja de oir…
Él… FINALMENTE SE RINDE… y se pone a OIR A “ESAS” VOCES… y SE DA CUENTA que “esas voces” no es otra cosa que EL MISMO HABLÁNDOSE.
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