De muchas maneras, la naturaleza revela el poder de la calma: el florecimiento de un capullo es un proceso quieto. El milagro del amanecer y la gloriosa salida del Sol no se proclaman con ruido alguno. La Luna y las estrellas aparecen sin fanfarria.
Toda la creación está sustentada por una ley infalible, silenciosa e imperceptible.
Permanece quieto, sabiendo que el “Yo soy” en tu interior es Dios”.
Eileen Caddy
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