a) El centro de la cabeza –donde reside el ser intelectual, el filósofo, el racionalista. Vive en la superficie de las cosas, donde todo está bajo control, es lógico y razonable.
b) El centro del corazón –donde se encuentra el ser emocional o el “buscador” devocional. Habita en el corazón, donde no sólo surgen el amor y el deseo, sino también la devoción.
c) El tanden (teóricamente localizado dos pulgadas por debajo del ombligo), donde se encuentra el centro natural o espiritual.
Como indica Lao-Tsé, el corazón no es la profundidad última; es necesario acceder al nivel más profundo de la existencia, al estado natural del tanden, donde el individuo se encuentra en armonía con la totalidad de la existencia fenomenológica”
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“Si se observa a un niño mientras duerme en su cama, se nota que no respira a través del pecho sino a través del abdomen.
La respiración del adulto suele producirse a través del pecho porque, como es bien sabido, la respiración se desplaza desde el abdomen hasta el pecho cuando la generación gradual de las tensiones vitales conlleva una separación entre el organismo animal del niño y el organismo intelectual del adulto.
Con sabiduría, y con la reparación de la separación entre el “yo” y el “otro”, el sabio recupera la respiración abdominal”.
Ramesh Balsekar
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