- carriles de "alta velocidad", con autos potentes y lujosos, viajando de forma expedita sobre un asfaltado impecable.
- carriles de "mediana velocidad", con una gran “masa media” de autos, que se desplazan con cierto nivel de congestión y un asfaltado que varía entre regular y aceptable.
- y por último, los carriles de "baja velocidad", por donde transitan a duras penas los autos viejos y contaminantes, con un nivel de congestión muy alto y donde el asfaltado es casi un recuerdo.
El nivel de visibilidad en la “autopista” se reduce a ver a otros “autos” similares a ti a tu alrededor, por lo que para tener una perspectiva más profunda de la misma, nos tenemos que ceñir a la información que nos va brindando a través de su sistema de pantallas gigantes.
El único objetivo que existe es el de AVANZAR, para lo cual debes ir sorteando y adelantando a la mayor cantidad de autos posible, en una COMPETENCIA sin fin. Para lograrlo, debes ir haciendo los mantenimientos correspondientes, sin despegarte ni un instante de la conducción.
El “éxito” radica en ocupar cada vez mejores carriles. Si después de mucho esfuerzo, has podido alcanzar carriles más “altos”, tienes que tratar por todos los medios de no ser desplazado de ellos por otros “competidores” y seguir en la lucha por escalar en tu posición en la “autopista”.
Esta competencia constante produce un desgaste físico, psicológico y sobre todo emocional, en los conductores. Aquellos que van perdiendo la “batalla” por las posiciones en los carriles, comienzan a soñar en poder PARALIZARLA, pues es la única manera que ellos encuentran para acabar con esta competencia que los ha dejado como contendientes de baja “categoría”.
Las acciones que toman para lograr esta paralización, tienen resultados muy traumáticos, sucediéndose enormes colisiones que terminan con muchos automovilistas abandonados a su suerte en la cuneta, fuera de la “autopista”, mientras el flujo incesante retoma su marcha triunfal, indolentes ante las “víctimas”.
La “autopista” siempre nos ha hecho creer que NO EXISTE NADA FUERA DE ELLA… pero ese dogma, se ha empezado a quebrar muy tímidamente, por una visión “exótica” de una EXISTENCIA paralela, lejos de la lucha, las luces y el bullicio de la misma… con un ritmo y objetivos totalmente diferentes, donde lo que prima no es la fuerza de unos contra otros, sino el reconocimiento primario de QUIENES SOMOS, que nos lleva a la memoria universal de que TODOS SOMOS PARTE INDIVISIBLE DE LO MISMO.
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