sábado, 24 de noviembre de 2018

Donde terminan tus derechos, comienzan los míos...


Si los que se consideran parte de las minorías LGBTI exigen que se les comprenda y que se les respete, entonces los que no se consideran parte de ellos, también esperan que se les comprenda y se les respete en sus opiniones.

Porque haya niños que sientan como una necesidad ser "atendidos", ya que no se sienten a gusto con su sexualidad, no significa que se vaya a someter al resto de los niños, que no han manifestado algún "disgusto" con su sexualidad, a una avalancha de información que sólo les traerá confusión.

Si convenimos que el grupo LGBTI es una minoría respecto al resto de la Humanidad, entonces la "atención" debe ser particularizada con aquellos que la necesitan y no estandarizar esta "atención", porque si bien les beneficiaría a la minoría, le afectaría a la mayoría.

A la larga, después de coartar a la sociedad a no decir lo que piensa (porque puede "herir" a alguien), terminaremos todos diciendo lo mismo, pero no pensando lo mismo... o sea dicho en otra palabras es una nueva forma de censura... y todo "esto" puede terminar como el cuento del "El Rey desnudo" de Hans Christian Andersen, cuando un niño (precisamente) desde su inocencia e ingenuidad grite:

"¡Pero si va desnudo!"...

dejando al descubierto toda esta hipocresía social.

El respeto irrestricto a las minorías, no va por obligar a la mayoría a meter la cabeza en la arena, de manera que no se puedan expresar libremente, porque con ello los vulneran y ofenden.

El respeto a las minorías va exclusivamente por la EDUCACIÓN DE RESPETO INCONDICIONAL POR CUALQUIER SER HUMANO, sin importar cuan diferente de la media pueda llegar a ser... y esa educación de RESPETO debe comenzar y terminar en el seno familiar, con el ejemplo como base; el sistema educativo social sólo debe reafirmar esa educación.

A propósito de un panel de un programa de tv...

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