Los actos malvados pueden darse sin necesidad de que haya una enfermedad psicológica subyacente.
Todos nosotros, en algún momento, hemos conocido a una persona con este tipo de perfil.
Seres que nos obsequian con halagos y atenciones. Personas que caen bien, con éxito social, pero que en privado, perfilan una sombra oscura y muy alargada.
En el abismo de sus corazones respira la crueldad, la falta de empatía e incluso la agresividad.
En el momento en que sintamos malestar o inquietud hacia ciertos comportamientos solo cabe una sabia opción: la distancia.
Valeria Sabater
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