Porque trabajo como psicóloga y no como filósofa, es que me preocupa el sufrimiento que observo que nos está generando vivir sin consonancia con los propios valores, unido a la falta de confianza en que podemos crearlos. Tal vez sea necesario salir del letargo producido por tanta incoherencia compartida y dejar de esperar que los valores vengan desde los demás, desde las instituciones.
Necesitamos con urgencia revisar qué estamos haciendo y qué necesitamos, confiando que al tirar algunas ideas a la basura no estamos perdiendo nada. ¡Miren a dónde llegamos hasta aquí! La chance está en asumir que podemos ser activos, no importa cuánto tiempo nos tome hacer los cambios. El corazón es la usina de la pasión, la morada de los auténticos deseos, el lugar desde dónde nos gritan nuestras verdades, y vivir desde ahí tal vez sea la actitud que necesitamos en nuestros días: no negociar nuestros valores, nuestros deseos, ni tampoco el permiso para lograrlos.
Lic Fanny Libertun
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