Cuando la lámpara de la conciencia está encendida, todo nuestro ser resplandece y también se iluminan cada uno de nuestros pensamientos y nuestras emociones. Se recupera la confianza en uno mismo, y las tinieblas de la ilusión ya no pueden invadirnos.
Te lavas las manos, te vistes, haces las cosas cotidianas como antes pero ahora eres consciente de todos tus actos, palabras y pensamientos.
Thich Nhat Hanh
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