Cuando alguien adora a un dios, lo alaba, hacen ofrendas y piden favores, creyendo que el dios oirá su alabanza, recibirá sus ofrendas y responderá sus oraciones.
Los budistas no se entregan a este tipo de adoración.
El otro tipo de adoración es cuando mostramos respeto a alguien o algo que admiramos.
Cuando un maestro entra en una habitación nos levantamos, cuando nos encontramos con un dignatario le estrechamos la mano, cuando se toca el himno nacional saludamos. Todos estos son gestos de respeto y adoración e indican nuestra admiración por las personas y las cosas. Este es el tipo de práctica budista de adoración.
Una estatua del Budha con sus manos descansando suavemente en su regazo y su sonrisa compasiva, nos recuerda esforzarnos para desarrollar la paz y el amor dentro de nosotros mismos.
El perfume del incienso nos recuerda la influencia penetrante de la virtud, la lámpara nos recuerda la luz del conocimiento y las flores que pronto se desvanecen y mueren, nos recuerdan la impermanencia.
Cuando nos inclinamos, expresamos nuestra gratitud al Budha por lo que sus enseñanzas nos han dado.
Esta es la naturaleza de la adoración budista
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