Destruir es mucho más fácil y rápido que reconstruir…
Uno se pesca un resfrío en un día y se tarda 15 días en mejorarse.
Un escultor se tarda meses o años en hacer una escultura y después viene un bárbaro con un martillo y la destruye en minutos; reconstruirla puede llevar toda una vida, sin tener la certeza de que quedará igual a como era.
Los seres humanos se dividen en dos grupos, los constructores y los destructores.
Y esto es válido, sobre todo en este mundo “moderno”, no sólo para el mundo material o el estado de salud, sino para los ámbitos económico, político, social, cultural, psicológico y familiar.
¡Reflexionemos!... veámonos al espejo y definamos a que grupo "pertenecemos" (y en el caso de que nos veamos dentro del grupo de los destructores, mantengamos esa valentía y expliquémonos el porqué).
Reflexión sobre una idea de Fernando Villegas.
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