- He visto que ustedes se inclinan y se postran ante Dios. Yo no creo en Dios, ¿ante quién debería inclinarme?
A lo que mi maestro contestó:
- Si no crees en Dios, inclínate ante tus padres y tus mayores, que te dieron todo su amor y pasaron noches en vela cuidándote y velando por ti.
Si no quieres inclinarte ante ellos, hazlo ante el maestro, que te dirige hacia el buen camino.
Si esto tampoco te complace, inclínate ante el huérfano y la viuda, ante el mendigo y el enfermo.
Si esto no te convence, póstrate ante la compasión, la bondad, el amor, la caridad y la fe. Inclínate también ante tu enemigo, que te obliga a ser mejor que él.
Pero si tampoco quieres inclinarte ante ellos, al menos empieza por dejar de postrarte ante ti mismo…"
Extracto del libro:
50 Cuentos Universales para sanar tu Vida.
Manuel Fernández Muñóz
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