No creo que sea solo una película para docentes, sino para todos aquellos que quieran saber cómo son de verdad los jóvenes, qué hay debajo de su máscara, del personaje que se han construido para sobrevivir en una sociedad que nunca ha tenido demasiado que ofrecerles, y ahora menos que nunca (salvo bienes de consumo, claro).
Como afirmaba el personaje de Erland Josephson en el monólogo final de Nostalghia (Andrei Tarkovski, 1983), justo antes de inmolarse,
“el verdadero mal de nuestro tiempo es que ya no quedan grandes maestros”.
Ahora bien, un maestro no es nada si no tiene alumnos.
Los alumnos son, sin duda, lo mejor de la educación .
No hay comentarios:
Publicar un comentario