Es como un camino en bajada en medio de un otoño fresco y colorido, atractivo y misterioso en cada curva que sorteamos cada vez con mayor velocidad.
Nos entregamos a esta caída afectuosa y adictiva, esperando que este sentimiento dure lo más posible, ignorando que detrás de cualquier esquina nos está esperando el dolor, para poner en orden la balanza universal que rige la existencia de la Luz y la Oscuridad.
Así es la vida, una de cal y otra de arena,
disfrutar el placer sin expectativas en cuanto a su duración y
sobre todo no ignorando la existencia del dolor,
para cuando nos toque experimentarlo,
recordemos que toda moneda siempre tiene dos caras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario