sábado, 29 de febrero de 2020

IGNORANCIA


La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.
Una de las razones por las que nos cuesta tanto aceptar las críticas, es porque las personas necesitamos sentirnos aceptados y reafirmados. Un reproche es la pérdida de ese sutil equilibrio personal hilado por el orgullo.

La ignorancia más perniciosa es aquella que carece de cercanía, de empatía y sensibilidad para ponerse en la piel del otro y donde, además, gusta de emitir juicios de valor cargados de desprecio.

El nivel más elevado de ignorancia se practica cuando rechazamos algo de lo que no sabemos nada. Cuando aun sabiendo que nos faltan datos o información, preferimos dedicar esfuerzos a mantenernos en nuestra posición que a obtenerlos.

Todas estas actitudes no son más que la semilla de la intolerancia, de la falta de civismo.
Quien no ha querido dar el paso de la ignorancia al conocimiento es porque no quiere.

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