Para los nacidos bajo los Botones, les cuesta mucho imaginar un mundo sin ellos. “Al alcance de un click” – frase publicitaria con la cual impulsaron a muchas generaciones a hacerse dependientes de los Botones.
Al paso de más de 30 años de irrupción de los mismos en nuestras vidas, casi no nos damos cuenta como a través de una pulsación podemos:
Calcular
Entretenernos
Lavar
limpiar
Cocinar
Informarnos
Transportarnos
Comunicarnos
Manejar nuestras finanzas
Matar
Aquellos que no tienen vivencias pre-Botones, no saben lo que es una vida más lenta, más pausada, por el contrario, están acostumbrados a un ritmo más enérgico, más demandante.
La acción-reacción de los Botones crea dependencia psicológica, porque los deseos son “satisfechos” de inmediato, y como toda adicción, genera un grado de estrés bajo el cual no logran entender como la “sociedad” no reacciona con la obediencia, eficacia e inmediatez que ellos exigen.
LO QUIERO TODO Y LO QUIERO AHORA… por el simple hecho de que siempre ha sido así para “ellos”.
Si la vida no se comporta de la manera que suponen, se vienen reacciones clásicas, como las que tiene un adicto frente a una adicción no satisfecha: nerviosismo, histeria, violencia, depresión, suicidio.
El “Botón-sin-la palabra”, es como un gatillo que se va tensando con el tiempo y tiene un final no feliz.
En cambio… el “Botón-envuelto-en-la-palabra”, es una herramienta lista para ser usada cuando la necesitemos.
Como siempre, LA PALABRA marcando la diferencia…
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