El vendedor se lo preparó y se lo sirvió.
Mientras el monje altanero lo disfrutaba, le preguntó al vendedor:
- Bueno y... ¿ donde está mi cambio ?
A lo que el vendedor, le respondió con una voz muy calmada, mientras juntaba las manos a modo de saludo:
- El "CAMBIO" estimado monje... DEBE VENIR DE TU INTERIOR...
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