A medida que crecemos, nos damos cuenta de nuestro rol en el mundo.
En un principio creemos que todo lo que hacemos es muy importante y tendrá un gran efecto en nuestro futuro, en otras palabras nos tomamos nuestra vida muy seriamente. Sin embargo, a medida que vamos avanzamos nos damos cuenta que no somos tan importantes como creíamos, que debemos tomarnos la vida con más filosofía y saber reírnos de todo lo que nos pasa.
Conforme uno crece y se desarrolla, vive la cara y la cruz de la moneda de casi todas las situaciones de la vida. Y dicha toma de consciencia, de pronto, crea la liberación de ese miedo sutil que inspiraba la solemne dramatización del camino de ida.
Fuente: Evolución Consciente
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