Según dicen, instantes previos, mira hacia atrás y contempla todo lo que ha recorrido.
Observa con melancolía las cumbres y las montañas, el largo y sinuoso camino que atravesó entre las selvas y los pueblos.
Luego echa la vista hacia delante y se estremece por la visión de un océano tan extenso. Piensa que si entra en él, desaparecerá para siempre.
Pero ya no hay vuelta atrás. El río no puede volver, la naturaleza lo empuja hacia la inmensidad. Nadie puede volver atrás. Regresar al pasado es imposible en la existencia.
El río entonces acepta que debe arriesgarse y entrar en el océano, en lo desconocido, en el más absoluto misterio. ¡Ese es su destino!
Solamente entrando en él, el miedo desaparecerá, ya que únicamente en ese momento comprenderá que no se trata de desaparecer, sino de volverse océano.”
Khalil Gilbran
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