La conciencia de la respiración hace de puente entre el pensar y el sentir, a medida que la respiración conecta la cabeza con el cuerpo.
El concentrarnos en la respiración durante cinco minutos, tres a cuatro veces por día, restablece el equilibrio entre el pensamiento y el sentimiento.
Comienza focalizando en la inhalación, evitando manejar la respiración.
Si te olvidas de focalizar en la respiración, vuelve a empezar.
La constancia y el ritmo activan un proceso de integración.
Y llegas al momento; estás presente en tu cuerpo. Inteligencia y sentimiento se están fundiendo.
Arnaud Maitland
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