“Muchas personas mayores iban a ver al sacerdote de mi barrio para quejarse de que les dolía todo el cuerpo, por lo que el prelado siempre les decía que, cuando sintieran dolor, rezaran un "Padre Nuestro".
Pero, en cierta ocasión, alguien le preguntó:
- Señor, si hago lo que me dice, ¿se me quitará el dolor?
- ¡No! - respondió el sacerdote - Pero si ocupas tu mente en otra cosa que no sea el sufrimiento, tampoco dejarás que el dolor se extienda.”
33 Secretos Infalibles para Atraer la Felicidad y la Paz
Manuel Fernández Muñóz
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