Cuando escogemos una fruta para comer, lo hacemos porque queremos llegar a su pulpa... la cáscara nos indica (casi siempre) lo sana, sabrosa y nutritiva que va a ser la misma.
Traspolamos este conocimiento al área humana y ahí comienzan los errores... porque seguimos escogiendo por la "cáscara", asumiendo que nos da "información certera" de la cualidad interna.
El error primero es que no tomamos en cuenta al Ego humano, que es capaz de "dibujarnos" una imagen ideal externa, que no siempre se corresponde con su contenido inconsciente.
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