Una tarde muy calurosa del verano santiaguino, tomo el metro para hacer algunas gestiones.
Mientras iba disfrutando del aire acondicionado y ya acomodado en mi asiento, echo una mirada a mi alrededor como siempre, a ver si algo me llama la atención, antes de meterme en mi celular para revisar si hay algo nuevo o simplemente matar el tiempo hasta mi estación destino.
Y sí… algo me llamó la atención. De pronto reconozco la tapa de un libro (en un formato bien grande por cierto) e inmediatamente chequeo quien lo tiene en sus manos.
Un joven de “los de ahora”, sentado en el piso, con ese aspecto que uno no sabe bien si salió de un basurero o es un “look” deliberado… sostiene en sus manos, nada más que “El Libro tibetano de los Muertos”.
Semejante “cuadro” me cautivó de golpe, toda vez que algo conozco de este libro y no me “cuadraba” para nada, que alguien tan joven y despreocupadamente estuviese leyendo en el suelo de un vagón de metro a media tarde.
Furtivamente lo estuve “estudiando” con la mirada y no sin un poco de decepción, capté como su mirada casi no avanzaba de lo que sería un párrafo corto… y lo que es peor, que volvía su “atención” al inicio del mismo una y otra vez; hasta que después de media docena de “intentos” de retomar la lectura con un semblante serio y concentrado, cerró el libro diligentemente y lo metió dentro de la mochila roñosa que estaba literalmente en el suelo.
Pensé que se bajaba en esa estación… pero no… me equivoqué. Sacó de su pantalón el celular y tan pronto lo “activó” le cambio la seriedad de la cara, por una amplia sonrisa, mientras meneando la cabeza, comenzaba a chatear con alguien.
Me quedé con la duda si en su universidad le habían pedido leer ese libro a modo de tarea, o si lo quería leer para saber de que trataba, porque alguien de su círculo de amistades lo habría mencionado alguna vez. Lo que sí estaba claro que interés en el mismo no había.
LA LETRA ENTRA SOLAMENTE, SI HAY UNA PREDISPOSICIÓN A HACERLO A TRAVÉS DE LA LECTURA Y MEDIANTE EL MECANISMO DE LA COMPRENSIÓN LECTORA.
La lectura obligada o con actitud pretenciosa NO ES LECTURA, es una pérdida de tiempo, mucho más si se trata de un texto profundo, para el cual necesitas “prepararte” el doble o estar realmente muy interesado por su tema.
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