de tanto llorar, se me dibujó la sonrisa que tengo.
Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo.
Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré.
Me asombro tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo.
Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía.
Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a esperar que me pidieran ayuda.
Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto, como debe ser (incluyéndome).
Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo, y los demás que hagan lo que quieran.
Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre.
Y no te esfuerces demasiado, que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas.
No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir.”
Jorge Luís Borges
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