Esto no significa que te conviertes en un masoquista, no buscas el dolor, pero cuando viene (lo que inevitablemente ocurre), simplemente aceptas la realidad tal como es, en lugar de anhelar otra realidad.
MANTENIÉNDOTE EN EL PRESENTE, sin luchar con el torbellino que te rodea;
CONVIRTIENDOTE EN EL OJO DEL HURACÁN, en donde único radica la Paz y conexión perenne con nuestra esencia;
DEJANDO DE PARTICIPAR en el drama proyectado en la pantalla y concentrándote en observarlo desde la butaca del cine.
De esa manera, no sólo IRRADIARÁS PAZ,
sino que no contribuirás a acrecentar el sufrimiento,
vaciándote a su vez de todo "veneno"
que te haya podido "intoxicar" previamente.
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