martes, 14 de abril de 2020

1 9 8 4 - George Orwell


En un mundo distópico, divido en tres enormes superpotencias, la atención se centra en aquella llamada “Oceanía”, donde reina una tiranía que va desde lo físico, pasando por lo psicológico y terminando en la aniquilación recurrente del espíritu humano; todo en aras del Poder como objetivo y obsesión constante y creciente del “Partido”.

“Nosotros no somos así, sabemos que nadie toma el poder con la intención de renunciar a él. El Poder no es un medio, sino un fin. Nadie instaura una Dictadura para salvaguardar una Revolución, sino que la Revolución se hace para instaurar una Dictadura. Somos sacerdotes del Poder.”

Uno debe conocer lo horrible, para saber exactamente a donde no ir, si se quiere llegar a un lugar agradable.

Lo menos doloroso sería conocerlo desde la abstracción, la cual debiera ser lo suficientemente nítida, al punto que a uno le duela la carne en su mente; teniendo siempre presente que esto sería tan solo un pálido reflejo, de a donde se pudiera llegar, de convertirse en realidad.

George Orwell, logra esta abstracción casi real, en su novela política de ficción, “1984”.

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