Las enseñanzas orientales afirman que el alma es inmortal. Existe antes del nacimiento y continúa después de la muerte en una nueva vida, sin fin.
A pesar de ser eterna, el alma humana se considera desafortunada.
Se repite en ciclos desde el nacimiento hasta la muerte sin fin, como una infinita variedad de engranajes girando dentro de un reloj gigante.
Es un proceso involuntario, una inmortalidad mecánica, dolorosa y mundana.
Lo mejor que puede esperar un alma es escapar de este ciclo por completo.
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