Si hundes tu alma en las abismales profundidades de ella misma, podrás descubrir que dentro del silencio, hay muchas canciones:
- como la canción del cielo, que es el padre de todas las cosas;
- o la canción de la tierra, que es la esposa del cielo.
Pero también podrás escuchar la canción de tu propio espíritu.
Los árboles tienen su lenguaje, y las rocas su melodía, como el pájaro, el lobo y el jaguar, que cantan porque son hijos del cielo y de la tierra.
Pero sólo el misterio de Dios es silencio.
Sólo desde su regazo se puede escuchar el canto de las criaturas y distinguir los infinitos colores que se ocultan en cada animal y en cada cosa; porque incluso esos colores también forman parte de la canción de la creación.
Manuel Fernández Muñóz
"50 Cuentos para aprender a Meditar"
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