martes, 23 de mayo de 2017

SIN BARROTES


Hay cárceles que tienen barrotes, pero hay otras las más comunes en las que todos estamos, que tienen nombres de personas, de amantes, de amigos, nombres de familia, nombres de ideas, de creencias, de costumbres, de recuerdos.

Nombre de apegos, de nacionalidades, de proyectos, de posesiones, de ilusiones, nombres de profesiones, de títulos, de deseos, enfermedades, de complejos, de traumas, de rencores.

Todos esos nombres son algo que buscamos, que seguimos, que deseamos, que utilizamos.

Son nombres a los que somos fieles y leales, son nombres que defendemos, por los que incluso matamos.

El silencio no tiene nombres, en el silencio no soy nadie, en el silencio puedo ser libre para serlo todo. Si elijo una cárcel que sea el silencio, por lo menos hay mucho espacio para volar sin limites.

Marcela Montolivo

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