Es importante comprender que no tienes por qué sentirte solo, pues no lo estás. El amor y cariño de tu gente sigue ahí, aunque el contacto físico se haya distanciado.
Esta es una oportunidad para vivir la comunicación a otro nivel más profundo, más íntimo. Habla con los que tienes en casa con tranquilidad, sin prisas, escúchales hasta que terminen, deja que el diálogo haga crecer la confianza y las confidencias construyan complicidad.
Dí lo que nunca tienes tiempo de decir, cuenta lo que siempre has querido contar, habla de todo y nada pero con cariño, que es lo que llega al alma y hace nido. Responde aquella postal navideña que no agradeciste, la carta que te emocionó y a la que estabas aplazando respuesta, ese e-mail de una vieja amistad. Busca palabras con belleza, intenta darle expresión a tus sentimientos más nobles…
Habla desde el corazón y crea lazos mucho más profundos con tu gente. Descubrirás que la distancia no es ausencia.
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