Digo con mucho realismo, que no todos dominamos igual las emociones.
Habrá personas a quienes, por su psicología, les costará mucho más este confinamiento.
Las emociones no solo provienen de nuestro interior, también lo que vemos, escuchamos, tocamos, etc, nos influye.
Por ello, hay que ser selectivos con lo que recibimos desde fuera para evitar entrar en círculos viciosos que nos atrapen en la desesperación o nos hagan perder el control. Evitad en la medida de lo posible: conversaciones de tipo pesimista, discusiones, malas caras, exceso de información, películas de terror o intriga, desorden dentro de casa.
Como no hay muchas evasiones que nos hagan cambiar de “chip”, todo lo que entre en nuestro cerebro permanecerá ahí por más tiempo de lo habitual, por eso hay que tener cuidado de no obsesionarnos o no dejar anidar una emotividad negativa en nuestro interior.
El exceso de pantallas también es malo, porque sobre-estimula el cerebro y nos pone más nerviosos. Hay que dormir bien, pero en demasía pude provocar sensación de fracaso o derrota.
Un remedio buenísimo para canalizar la energía y relajarnos es bailar. Poned buena música y reírse un rato largo bailando. Nada como reírse para reiniciar nuestro sistema interior.
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