Entender matemáticamente
la serie Fibonacci (sección áurea o geometría divina),
descifrar científicamente
su regularidad y secuencia, predecir su evolución…
no pueden explicar y menos demostrar,
la profunda conexión que se establece
entre los asombrosos resultados
de esta “casualidad cósmica” y
el Corazón que los ADMIRA y REVERENCIA.
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