Uno cambia por una necesidad interna.
Y es Uno el que cambia.
Y al cambiar, Uno transmite la experiencia, pero no para sumar gente al cambio, sino por la necesidad interna de COMPARTIR lo aprendido, pues Uno debe "vaciar el vaso" antes de volverlo a "llenar".
Es entonces que Uno se empeña en dejar “miguitas de pan” (a manera de rastro) en el camino, por si a alguien les fuesen útiles las mismas, en algún momento de su propio camino.
Eso si, Uno lo hace SIN VOLTEAR LA CABEZA para contar cuantos lo han seguido, pues a Uno eso no le APORTA NADA, en realidad a Uno NO LE INTERESA.
Los cambios en Uno se suceden:
- cuando el Ser que Uno Es ha creado el ESPACIO PARA EL CAMBIO,
- cuando el Ser que Uno Es está listo para dar una vuelta más a la rosca de su evolución espiritual.
Por tanto los cambios vienen precedidos de “señales” que vienen desde lo profundo del Ser que Uno Es, los cuales se manifiestan en un sentimiento de inconformidad DE UNO PARA CON EL RESTO, señales que están diciéndole que la piel de Uno ya no calza a la perfección como “antes”, no lo representa como “antes”, no lo identifica como “antes”.
Cuando Uno comprende bien este fenómeno, que llamamos “el cambio”, es cuando lo interpreta SOLAMENTE en PRIMERA PERSONA y no echándole la culpa de su inconformidad al resto.
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