No obstante, el derviche, ignorándolo por completo, siguió con su exposición hasta el final.
Los discípulos, extrañados, le preguntaron por qué no había echado de allí al extranjero, a lo que el maestro contestó:
- Si ese hombre no se riera de la sabiduría, la ignorancia no sería ignorancia.
Y si la sabiduría entrara en el juego de la ignorancia, tampoco sería sabiduría.
Como el veneno no puede estar en el mismo recipiente que su antídoto, la ignorancia no puede convivir con la sabiduría y la ataca.
Sin embargo, a la sabiduría no le hace falta atacar a nadie porque conoce el lugar que cada uno ocupa en la creación."
Manuel Fernández Muñóz
"99 Cuentos y enseñanzas sufíes"
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