Hay ciertas películas que de una manera casi mágica, sobrepasan la pantalla para hacerse un hueco en tu interior y dejarte un fuerte recuerdo que incluso con el paso de los años sigues conservando fresco.
Joe Dante y Steven Spielberg se aliaron en 1984, para rodar un ambicioso proyecto navideño.
En la ficticia ciudad de Kingston Falls un inventor fracasado le regala a su hijo Billy para Navidad una mascota muy peculiar, se trata de un Mogwai (demonio en cantonés) que compró en el barrio chino neoyorkino en uno de sus viajes de negocios.
El simpático animalito es todo ternura y su apariencia es de peluchito adorable, pero esconde un perverso secreto que no tardarán en descubrir sufriendo sus consecuencias.
Hay tres simples reglas que deben cumplir para su cuidado;
- que no le dé la luz directamente,
- que no le toque el agua y
- que jamás coma después de la media noche.
Obviamente suceden las tres y descubrimos que el misterioso secreto de Gizmo (así lo llaman) es que se multiplica con el agua y que tras alimentarles a horas indebidas, se transformarán en los temidos diablillos (gremlins en inglés).
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