Las frases son cápsulas en el tiempo. Que las mismas tengan un hilo conductor entre ellas, hablan de una persona coherente; al menos en el lapso de tiempo en que este "hilo conductor" persista.
Las frases no deberían ser piezas de un mausoleo, ante el cual nos inclinemos en adoración; sino golpes de timón que nos ayuden a rectificar el rumbo en nuestro camino.
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